Ensayo de un crimen

Ensayo de un crimen es mucho mas que el cultivo de ese género tan estimable que es el policiaco. S trata en realidad de una inmersión profunda en la vida de la spcoedad capitalina mexicana, aun proxima a las cruedades de la Revolución, sin dejar de perderse en el vértigo del futuro. Un trabajo excepcional de personajes y un retrato magnifico de lugares que son memoria viva de las contrahechuras de nuestro país.

¡Al fin termine de leer el libro! Admito que se me hizo eterno pero lo ame completamente desde que se convirtio en un superviviente del Huracan Karl jaja así que debo admitir que me conquisto, incluso el final me volvio completamente ¡LOCA,LOCA,LOCA! Jajaja como dijera Shakira.

De esas historias que te dejan con la boca abierta y te sorprenden en cada momento, aparte tiene un mini soundtrack jeje que lamentablemente no he podido escuchar pero que muero de ganas por encontrarlo y decir ... ¡Ahhhh esto era lo que motivaba a todo!

Vale mucho la pena leerlo, no es pesada la lectura, trae una buena narrativa y creo que es el unico libro de este escrito mexicano. Me encanto por que si algunos conocen la Cd. de México y se ubican mas o menos encontraran descripciones muy padres en el libro, obvio con cambios enormes a los tiempos de ahora pero que te hacen imaginar como era todo en aquellos tiempos de "calma".

Una de mis frases favoritas fue esta:

-Este es el México desnudo- solia decirle; el México prodigioso del beso y la puñalada. Aqui he visto acciones de maravilla y canalladas sin igual, pero todo es verdadero, y me siento mas seguro y mejor entre estos que entre los externos, que fueron los que me mandaron aqui.

Y las primeras lineas son las siguientes:

PRIMERA PARTE

Capitulo Primero

El principe rojo

El hombre que se afeitaba con una navaja libre en el soleado cuarto de baño de mosaicos blancos interrumpio de pronto su operación. Se llevo las dos manos a la frente y la oprimio un momento. Luego apoyo las manos sobre el borde del lavaba blanco y una gruesa gota de sudor resbalo de su ceja derecha a su mejilla dejandole una impresión refrescante. Sintio como si su cabeza, un momento cercenada y puesta a flotar una atmosfera de barbaro calor, volviera a quedar ajustada sobre sus hombros.